Por Verónica Living (@cardiodrama)
La semana pasada llegaba a nuestras pantallas Mustang, la tercera película de Deniz Gamze Ergüven. El film cuenta la historia de cinco hermanas huérfanas que viven con su abuela y su tío en el norte de Turquía, y que parecen llevar una vida normal, pero que debido a los valores de la sociedad son acusadas de inmorales y pervertidas por todo el pueblo, hasta el punto de verse encerradas en su propia casa y por su propia familia, con el fin de prepararlas para su futuro como esposas, un futuro programado por otras personas, que ellas no pedían ni deseaban.
Mustang es una película feminista, protagonizada por personajes femeninos muy potentes, que se niegan a aceptar la situación en la que viven, a conformarse con la manera en que los demás piensan que deberían vivir sus vidas, chicas que luchan por lo que quieren, por su derecho a la libertad.
A través de una fotografía (llevada por David Chizallet y Ersin Gok) muy natural y acorde con el tono general de la película, íntima y auténtica, podemos ver cómo estas chicas crecen y se enfrentan a duras situaciones juntas, cómo hablan de la sexualidad en una sociedad opresora, cómo se ayudan las unas a las otras para alcanzar lo que más ansían. Las imágenes en esta película nos pueden transmitir muchas cosas, podemos llorar y podemos soltar varias carcajadas, podemos encogernos en el asiento de la tensión y podemos sonreír con complicidad. Pero sobre todo, creo que transmite un sentimiento de sororidad único, el sentimiento que se profesan estas cinco hermanas y que es capaz de traspasar la pantalla.
Lale (interpretada por Günes Sensoy, de tan solo 14 años) es la hermana más pequeña y más rebelde, que piensa por sí misma y actúa en función con ello, pero todas las chicas están brillantes en sus papeles. En ocasiones, incluso parece que no estén actuando, se puede notar perfectamente la complicidad que sienten entre ellas. El conjunto que forman con tanta naturalidad, la autenticidad que es palpable en las imágenes, y esa intimidad tan delicada son fruto de una muy buena dirección llevada por una mujer.
La directora (en el centro) con las protagonistas
Creo que el hecho de que sea una mujer quien dirige esta película es fundamental para completar el mensaje que deja: un mensaje de descontento ante la situación de desigualdad, que incita a luchar contra la opresión, pero sobre todo un mensaje de posibilidad y de libertad. Porque es posible dirigir una película siendo mujer y no caer en la sombra, y es posible escapar de la casa en la que estas niñas fueron encerradas.
Los mustang son una raza de caballos que se definen como salvajes e indomables. Y Mustang es un retrato y un aliento de mujeres luchadoras, poderosas y libres.