No es la primera vez que hablo sobre lo necesarios que me parecen los hombres para que el feminismo triunfe. Es obvio que necesitamos a esta mitad de la humanidad para poder acabar con el patriarcado machista en el que vivimos.
Sin embargo, sigue sorprendiéndome que en muchos ambientes feministas se siga pensando que los hombres pueden ayudarnos en la lucha pero no definirse como feministas por el simple hecho de que no son mujeres. Pero, ¿cómo catalogar entonces a un hombre que apoya la igualdad entre los géneros sino como un hombre feminista? Estoy de acuerdo en que los hombres no deben monopolizar el discurso feminista ya que, por una vez en la historia, nos toca a las mujeres ser las protagonistas, las voces cantantes de la lucha. Pero no debemos relegar a la otra mitad a la sombra porque nosotras ya sabemos lo que es eso. Nosotras sabemos lo que es ser excluidas y apartadas del debate público durante siglos y siglos de historia sólo por ser parte del género femenino.
El sistema patriarcal nos ha apartado pero nosotras no debemos hacer lo mismo, no debemos usar sus armas ni tan siquiera su organización. Hay que destruir el patriarcado y operar con otros mecanismos radicalmente opuestos porque el feminismo no divide, no discrimina. Incluye a toda la humanidad, porque el feminismo es una lucha de mujeres y de hombres. Hay que olvidarse ya de la «guerra de sexos» y unir fuerzas para que cada quién, mujer o hombre, pueda ser lo que quiera ser, así como disfrutar de los mismos derechos y de una igualdad real y no ficticia. Nadie mejor que Virginie Despentes para expresar la necesidad de los hombres: «El feminismo en una aventura colectiva para las mujeres, pero también para los hombres y para todos los demás (…) No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos de los hombres, sino de dinamitarlo todo.» (Virginie Despentes, Teoría King Kong).