La Línea de Fuego

‘Partir’ o la angustia de hacerse mayor

Lucía Baskaran (Zaraut 1988) es la autora de este libro, su primera novela, de autoficción, que ha sido catalogada por muchos como «un canto generacional». Una descripción que la autora rechaza ya que considera que este adjetivo de «generacional» solo se aplica a las mujeres escritoras. Los libros escritos por hombres suelen ser universales, no generacionales. Sí, lo primero que encontrareis al abrir este libro es una pequeña biografía de la autora en la que se la describe como «feminista radical». Me atrapó desde este primer momento.

Partir es un canto al fin de la adolescencia, a crecer, a darte cuenta de que las cosas no son como quieres, menos en tu futuro laboral. Para mí, ha sido imposible no sentirme identificada con lo que aquí describe Baskaran. Partir narra la historia de Victoria, una joven que abandona su pueblo con 17 años para irse a estudiar interpretación a Madrid. Allí comienza una nueva vida, primero en una residencia de estudiantes y luego en un piso compartido. Victoria se empapa de una ciudad en la que abunda el barrio de Malasaña, el «moderneo», los cines ideal, el sexo, las drogas y la depresión.

Victoria me pareció un personaje realmente interesante. Encontramos aquí a una chica dura, bastante cruda, que parece incapaz de sentir nada, digamos, apática. Un poco como la protagonista de la Cicatriz de Sara Mesa. La novela va intercalando capítulos de la Victoria joven en Madrid y de la Victoria madura que ha renunciado a sus aspiraciones para encontrar un trabajo que le permita vivir de ello.

Cuándo leí el prólogo, escrito por Luna Miguel, mis expectativas en cuanto a la novela crecieron exponencialmente, pues la poeta la compara nada más y nada menos que con La campana de cristal de Sylvia Plath y las primeras novelas autobiográficas de Amélie Nothomb (Estupor y temblores, Ni de Eva ni de Adán…). Una vez que terminé el libro si que me pareció ver en Victoria cierta similitud con Esther, la protagonista de La campana; además, su mirada sarcástica es muy parecida a la que aplica Amélie en sus novelas.

Por muchas connotaciones negativas y machistas que el término «generacional» pueda tener. No se puede negar que lo que ha hecho Baskaran va en consonancia con la voz de otras mujeres escritoras contemporáneas y que ha ayudado a aunar el sentimiento de angustia de una generación en una novela que no dejará indiferente a nadie.

Virginia Woolf hacía en Una habitación propia un recorrido por lo que otras mujeres anteriores a ellas habían escrito y lo necesario que era para todas las mujeres escritoras conocer lo que sus antecesoras habían contado antes que ellas. En esta línea, Belén García Abia en El cielo oblicuo dice que «la literatura escrita por mujeres está llena de habitaciones cerradas. Tienen a la mujer feroz dentro». Baskaran ha venido para abrirlas todas y liberar a esas mujeres feroces.