Como en la vida, en la política y en los medios no se trata igual a un hombre que a una mujer, no se le juzga bajo los mismos parámetros y ante comportamientos similares, se aplican calificativos muy distintos.
Los grandes medios de comunicación, en concreto los periódicos españoles están dirigidos por hombres, de los cinco diarios más importantes; País, Mundo, Razón, ABC y Vanguardia ninguno tiene a la cabeza a una mujer, partimos entonces, de medios masculinizados en los altos cargos y por tanto en la toma de decisiones.
Otro sector predominantemente masculino es la política, una actividad históricamente desarrollada por hombres, no sólo de forma activa, también pasiva, la mujer no consiguió el derecho al voto en España hasta 1931, éramos consideradas ciudadanos de segunda categoría. Desde hace algún tiempo los partidos y las instituciones se están dando cuenta de la importancia que tiene la mujer en la política y en la toma de decisiones. Pero seguimos siendo minoría, de 14 miembros que tiene el gobierno actual, tan sólo 5 son mujeres, nunca en la historia ha habido una presidenta.
Se describe, se califica y se preguntan cosas muy distintas a una mujer política que a un hombre. No se aplica el mismo respeto. Los medios siguen teniendo un tratamiento machista en sus noticias e informaciones y se nota mucho cuando publican sobre las políticas; centran la atención en su imagen física, en su vestimenta, vida personal, hijos, etc. Algo que nunca se le preguntaría a un político.
Empecemos por un clásico, cuando se trata de exponer la imagen de una mujer; sexualizar y cosificar. Un periódico generalista de tirada nacional, con cierta seriedad, considera adecuado, mostrar a la mujer con más poder de España, Vicepresidenta del gobierno, en una pose y actitud eróticos. Es una imagen de muchas que habrán hecho para este reportaje, pero se deciden justo por esa fotografía para la portada. Imaginemos que hicieran lo mismo con Mariano Rajoy, pensemos; él posando con una camiseta ajustada, mirada seductora como si de un modelo se tratase, ¡impensable!. Es entonces cuando una mujer con poder, cargo e importancia en el panorama político queda reducida a eso: un cuerpo en una pose con un buen vestido.
Algo más reciente y que se viralizó en las redes sociales. La portada de Irene Montero, diputada por Podemos. La revista titula: “Irene Montero, la reina de Podemos. Cómo conquistó a Pablo Iglesias. De las juventudes comunistas a la Yoko Ono del partido morado”. Se siguen perpetuando estereotipos; vivimos en un mundo de príncipes y princesas, o reinas en este caso. Y lo que más interesa de una mujer que a su corta edad a llegado a un posición relevante en la política en un partido joven, es cómo conquistó a un hombre, no sus propuestas o discurso, cómo culminó la hazaña de estar con un hombre y por último, porque venimos de una cultura católica, la mujer como sujeto de discordia: es ella la culpable de las fracturas del partido, de los males, del pecado como la mismísima Eva.
El 46% de las noticias tanto en medios impresos como en televisión promueven estereotipos de género, afirma un estudio de Onu mujeres. Una de las causas es la baja representación de las mujeres en los altos cargos en los medios. El 73% de los cargos directivos de los medios de comunicación siguen siendo hombres. Es necesario formar a los periodistas desde una visión de género que busque la igualdad y se esfuerce por no perpetuar roles y ningunear el trabajo de las mujeres en política. En España desde la salida de Gloria Lomana en 2016 como directora de informativos en Antena 3, no hay ninguna mujer dirigiendo un telediario en una cadena nacional. Todos (TVE, Tele 5, Antena 3, La Sexta y Cuatro) están llevados por hombres.
No sólo de roles va la cosa, el lenguaje es igual de importante. Dirigirse a la presidenta de la capital como “La”. Es también es ningunear el cargo que tiene. Ha sido recientemente elegida secretaria general del PP Madrid, durante años ejerció de Delegada del gobierno y desde 2015 es presidenta de la Comunidad. Una mujer fuerte y líder en su partido, con años de experiencia. Pero es La Cifuentes. Pensemos que titulan El Mariano. Lo que decía, no se habla igual de un hombre que de una mujer aunque sus actos sean parecidos.
Un medio que se presupone progresista, El País, subtitula: “La victoria, con casi 50 puntos de ventaja, es la tercera de la ex primera dama”. Se dirige a la primera mujer candidata a la presidencia de Estados Unidos como la ex primera dama, un cargo que va de la mano del matrimonio y de su marido, el papel de la mujer como esposa de. En vez de dirigirse a ella como Senadora del Estado de Nueva York o como ex Secretaria de Estado, cargos mas importantes y recientes que ha tenido Hillary Clinton o simplemente como candidata a la presidencia.
La Gaceta, hace eco de una encuesta en la que se califica la belleza y el atractivo físico de las políticas españolas, un ranking deplorable. El diario acompaña el titular de una imagen comparativa entre Villacís y Carmena, en la que la concejal de Ciudadanos luce reluciente y guapa, mientras la alcaldesa de Madrid, aparece fotografiada en un mal momento, mientras hablaba. Es vergonzoso y triste comparar el aspecto físico de una mujer de 39 años con el de una mujer de 73. Creo que es bastante obvio, fácil y poco respetuoso. No te hace mejor profesional ser mas guapo o joven o fea. Una vez más enfocan la imagen física de la mujer como el único aspecto importante en la vida profesional.
Un medio que tiene una sección de Moda en el Congreso, es verdad que la moda forma parte de la imagen, el discurso e incluso la ideología que los políticos quieren transmitir, pero cuando se trata de una mujer, se juzga, critica y señala ya sea como sucedió en el caso de Cospedal, por su gran fondo de armario, se le critica, pero si no lo tiene, como se muestra con Ana Pastor, también se critica. ¿Existe un punto intermedio?. ¿Se habla y observa tanto la indumentaria de los hombres?. No, en los políticos la ropa y en general su aspecto físico es algo secundario, con el que no se hacen titulares.
Son los detalles los que marcan la diferencia, a ella se refieren por su nombre, a él por su apellido. El apellido dota solemnidad y seriedad, importancia. El nombre es más informal, casual, incluso infantiliza. Alfredo y Soraya, sería equitativo. O Rubalcaba y de Santamaria. Pero no es así, deciden llamarla por su nombre, ella es Sorayita y él el respetable señor Rubalcaba.
Según el informe Who makes the news, España está por encima de la media europea en áreas tradicionalmente masculinas, las mujeres representan un 31% de las informaciones relacionadas con Política y gobierno; 13,5 puntos más que el resto de Europa. Aún así la imagen de la mujer en la política sigue siendo sexista y dista de ser igualitaria respecto a la de los varones.