La Línea de Fuego

Repulsión es lo que provocas cuando acosas a alguien

Por Rocío Alcántara (@Ro_alcsan )

Las mujeres han aprendido a convivir con el acoso sexual en el transporte público de la Ciudad de México. Según ONU Mujeres, nueve de cada diez mexicanas han sido víctimas de hostigamiento por parte de un hombre cuando viajaban en medios públicos de la capital.

Para concienciar sobre esta realidad, el diccionario Larousse ha iniciado una campaña en los vagones y estaciones de metro de la ciudad, con carteles donde se pueden leer mensajes como “Falda es una prenda de vestir que no debería usarse con miedo”, “Bombón es un dulce esponjado de azúcar, no una mujer” o “No es no”.

No es la primera vez que la Ciudad de México es protagonista de iniciativas que tratan de modificar la conducta de los hombres hacia las mujeres. Hace unos meses, ONU Mujeres realizó unos vídeos ambientados en el metro de la capital mexicana, donde aparecían recreaciones de traseros masculinos y de penes en los asientos del transporte público.

Con este proyecto pretendían demostrar cómo se sienten las mujeres cuando un hombre se acerca en el metro con intenciones sexuales. El vídeo muestra las reacciones de los varones cuando se sientan en los asientos con relieve y el desagrado e incomodidad que esto les produce.

“Yo nunca he sufrido acoso porque no uso mucho el transporte público ni el vagón donde hay hombres”, comenta María José, de 23 años. Aun así, la joven asegura que  conoce a más de cinco chicas que han sufrido acoso severo cuando usaban el metro de la ciudad. “Una vez a una prima mía que estaba embarazada un tipo le metió la mano en la vagina”.

Y es que, según una publicación de la Fundación Thomson Reuters de 2014, la capital mexicana es la ciudad con el transporte público más inseguro para viajar de noche siendo mujer, superando solo por el de Bogotá (Colombia).

Valeria, otra joven de Ciudad de México, asegura que para ahorrarse el disgusto casi no usa el transporte público, “además soy súper cuidadosa, nunca llevo falda, ni ropa ajustada. Siempre voy tapadísima, lo cual es triste”.

La estrategia de Valeria para evitar sufrir acoso es muy común entre las mujeres. Según una encuesta del Banco Interamericano de Desarrollo, el 40% ha cambiado su forma de vestir para evitar algún tipo de violencia en el Sistema de Transporte Público.

La separación de hombres y mujeres como solución

Una de las iniciativas impulsadas por el Gobierno de la Ciudad de México fue la creación de vagones exclusivos para mujeres y niños para prevenir el acoso y la violencia sexual en el transporte público.

Pero esta medida no es del gusto de todos, ya que aparta a las mujeres en vez de buscar un remedio real al problema.

“Yo creo que la solución está más bien en la educación, educar desde casa a los hombres para que no acosen. Aun así para mí sí es cómoda esta división porque no hay educación”, asegura María José.

Ésta no ha sido la única decisión que ha causado controversia. En 2016 el Gobierno de la ciudad repartió silbatos a las mujeres para frenar el acoso verbal callejero.

Valeria considera que desde el poder no se toman medidas suficientes para proteger a las mujeres. “La muestra más clara es que la campaña es de Larousse. El Gobierno y lo de sus silbatos, y cosas del estilo para evitar el acoso, dan risa”.

México, un país con un alto índice de feminicidios

En un vídeo realizado por el colectivo feminista Morras, se preguntó a las mujeres de la Ciudad de México a qué tenían miedo. En él, muchas aseguraron que se sentían inseguras y temían ser asaltadas por un hombre y  no volver a casa.

A finales de 2011 la Cámara de Diputados de México aprobó tipificar el feminicidio como delito, pudiendo ser castigado con hasta 60 años de prisión. Desde entonces, en la capital mexicana se han producido uno 300 asesinatos a mujeres, según publican diferentes medios locales.

Las principales víctimas son mujeres jóvenes, de entre 18 y 30 años. Además, entre 2011 y 2016, 26 menores de edad fueron asesinadas.

A la Ciudad de México aún le queda un largo camino por recorrer en cuanto a seguridad, y campañas como la de Larousse ayudan a visibilizar el problema y a crear conciencia. Como dice Valeria, “Si se pone el tema en la mesa, se habla más al respecto y esto ayuda a la gente a entender qué está pasando”.