La Línea de Fuego

‘Temporada de melocotones’ o cómo no perder de vista la vida

«En Temporada de melocotones intenté representar esa sinergia que surge del cruce de Juli, una chica joven y moderna, con Paquita y Rita, dos mujeres más tradicionales, con un montón de experiencia en la vida. Creo que lo bonito del asunto es, precisamente, que una generación aprenda de la otra, y eso también es gracias a nuestras diferencias». Son las palabras de Ángel Abellán, el coautor de esta novela gráfica que publica Andana Editorial. Y es que precisamente de eso trata la historia que relata ‘Temporada de melocotones’, ilustrada por Alba Flores.

De la mano de ambos, guionista e ilustradora, nos trasladamos a Murcia, concretamente a una de las cientos de fábricas que se pueden encontrar en esta Comunidad en la que se trata la fruta. Ambos provienen de Murcia y, de hecho, parte de la inspiración para este relato viene de la experiencia del propio Ángel como trabajador en una fábrica de melocotones en su pueblo.

A lo largo de las 100 páginas que componen esta novela gráfica podemos encontrar un relato muy compacto y perfectamente hilado y cohesionado con las imágenes que lo acompañan. Como bien apunta su autor, vemos a través de los ojos de tres mujeres de distintas generaciones aspectos de la vida que podrían ser la de cualquiera, todo ello enmarcado en un ambiente rural que no está exento de dos problemas que podemos considerar comunes a todas: la violencia de género y la salud mental.

La salud mental al frente de la narrativa

«En Temporada de melocotones hablo de algo que es muy común en nuestra
generación: la ansiedad. Yo sufro, además, un trastorno de la ansiedad generalizada y mucha hipocondría. Supongo que por eso mis personajes siempre son un tanto neuróticos. Pero me interesa mucho explorar ese tema, siempre desde la ficción, no la auto-ficción», explica Abellán, quien actualmente se encuentra trabajando en un cómic sobre este mismo tema que llevará como nombre Lo que más miedo te dé y que podremos leer el año que viene.

Y es que cada vez es más común que la generación de los que nacimos entre los 80 y los 90 pongamos sobre la mesa un tema que hasta el momento ha sido uno de los grandes tabúes de la sociedad: la salud mental. Quizás, precisamente, porque nos consideran esa especie de generación perdida que no acaba de encontrar su sitio en el mundo.

«Más bien desilusionados, esa sería la definición correcta. Nos hemos esforzado mucho por estudiar, tener carreras universitarias, másters y mucha formación porque nos prometieron que eso serviría para algo. Pero la realidad es que nos está costando mucho tener un futuro laboral digno. Por eso es tan fácil empatizar con Juli», apunta Alba Flores, la ilustradora.

La importancia de poner palabras e imágenes

Aun así, algo que consideramos como la esencia de una generación en verdad no nos es nada propio, sino que venimos arrastrando como sociedad y que ahora podemos verbalizar. Algo similar ocurre con la violencia de género, que el libro además se materializa en una escena que aseguran está basada en hechos reales. «Incluir temas tan importantes y complejos como es la violencia de género, pone al lector en situación. Hay que dejar claro que, desgraciadamente, esto sigue ocurriendo», expone Alba.

En Temporada de melocotones encontramos un relato que une a tres generaciones de mujeres, que nos hace reencontrarnos con aquellas que en algún momento pueden parecernos «antiguas», pero que todavía tienen mucho que decir. O aquellas otras que pueden enfrentarse a la violencia y comenzar una vida nueva. Sin olvidarnos del reflejo de lo que hemos construido y del camino que seguimos a lo largo de nuestra vida. Y es que Alba Flores y Ángel Abellán hablan sobre todo de la importancia de verbalizar el dónde estamos y de dónde venimos, la importancia de hacer frente a nuestros problemas y de no perder de vista la vida.