La Línea de Fuego

Tradición y vanguardia en ‘La Tiranía de las Moscas’

La fotografía de Elaine Vilar Madruga la hemos tomado de su cuenta de Instagram

Elaine Vilar Madruga es una de las voces jóvenes más importantes de Cuba. La editorial Barret publicó esta primavera su novela La tiranía de las moscas, que cuenta con Cristina Morales como editora invitada.

«Ojalá hubiera caído en mis manos, siendo chavala, un libro como este, en el que se invita a los hijos a rebelarse contra sus padres, y no en el sentido metafórico.» Morales sobre La tiranía de las moscas.

El hechizo del realismo mágico

En mi casa los libros siempre han estado al alcance de los niños, así que no recuerdo qué edad tenía cuando cogí de la estantería del salón La casa de los espíritus, de Isabel Allende. Como mi madre es muy fan de esta escritora chilena superventas, pensé que me iba a gustar, pero lo que yo no podía llegar a imaginarme es que ese libro me arrastraría a un mundo del que ya nunca querría salir: el del realismo mágico. 

El concepto de realismo mágico, como casi todo en la teoría literaria, tiene diversos matices, pero yo me voy a quedar con su parte más mainstream, esa que hace que relacionemos directamente esas dos palabras con el boom de la literatura hispanoamericana, en general, y Gabriel García Márquez, en particular. 

Es probable que mi quasi obsesión con el realismo mágico tenga mucho que ver con mis orígenes. Puede que la conexión no sea muy obvia, pero los gallegos estamos acostumbrados a convivir con la Santa Compaña y a recitar el conjuro de la Queimada al menos una vez en la vida.

Tú dame una buena historia en la que se narren hechos extraordinarios como si fueran cotidianos, y ya soy feliz.

La magia de ‘La tiranía de las moscas’

La tiranía de las moscas no es, ni quiere ser, Cien años de soledad ni La casa de los espíritus, ni Los recuerdos del porvenir. Y esa es, precisamente, su grandeza. 

Cassandra, la protagonista de esta novela, habla y siente como una adolescente. A Cassandra te la crees, y te la podrías imaginar perfectamente de botellón, liándose apasionadamente con una desconocida en una discoteca a las cinco de la mañana o gritando un “te odio” a sus padres cuando la castigan por llegar tarde a casa.

Cassandra es, ante todo, una adolescente con las hormonas revolucionadas, frustrada porque sus padres no le permiten ver a su “amor”. Dramática, intensa, pasional… Cassandra somos todas.  O lo hemos sido.

La capacidad de Elaine Vilar Madruga para conjugar la atmósfera del realismo mágico del siglo pasado, con pinceladas de novela de dictador y sumarle un personaje como el de Cassandra, con una voz clara e independiente, es de admirar. Cassandra tiene mucho que ver con las heroínas de las novelas contemporáneas, muchas de ellas del género autoficción, que devoro sin cesar en los últimos años. No es perfecta, ni pretende serlo, solo quiere ser libre, de acto y pensamiento.

Las voces narrativas de Cassandra y sus hermanos crean una atmósfera única que deviene en un juego que pone al lector en un lugar muy interesante.

Elaine Vilar Madruga no se conforma con hacer que el lector se vea en la tesitura de elegir entre «creer» o » no creer» lo que está leyendo, si no que va un paso más allá.

Durante la experiencia lectora de La tiranía de las moscas, la dicotomía a la que nos enfrentamos es la de «creer que es realismo mágico» o «creer que no lo es». Vilar Madruga consigue que nos planteemos preguntas como: ¿es esto verdad en el universo único en el que se desarrolla la novela, o es una invención de alguno de los hermanos que cuenta la historia?, ¿decido creer que los sucesos extraordinarios narrados sí están sucediendo en ese universo o prefiero pensar que “son cosas de niños? 

‘La tiranía de las moscas’, condenado al amor o al odio

Es un libro raro. Eso que quede claro. De esos que amas u odias. Yo decidí dejarme atrapar por esa atmósfera que me era tan familiar y acoger esta prosa directa y bella, para disfrutar, sin prejuicios, del talento narrativo de la autora. Y me alegro de haberlo hecho.

Lo devoré con ganas, parándome para observar las moscas que entraban por la ventana como si las viera por primera vez. Y, al terminarlo, sentí rabia. Rabia por vivir en este mundo tan sumamente capitalista que ha convertido a los libros en objetos de consumo rápido.

Sí, me frustra pensar que “hay que leer” La tiranía de las moscas en 2021, porque es cuando se habla de él en las redes o porque es cuando está de “moda”; porque yo creo firmemente que La tiranía de las moscas es uno de esos libros que no envejece. Dije en tuiter que para mí es uno de los libros no del año, sino de la década y lo sigo pensando.

Es por esto que tengo que terminar recomendando que, ya sea ahora o en un futuro, os regaléis la oportunidad de amar u odiar esta rompedora novela.