La Línea de Fuego

Crear desde el otro lado: «Reverso» de Uxue Alberdi

Mi familia es vasca, pero no euskaldun. Solo uno de mis abuelos tenía el euskera como lengua materna y (por eso y por otras cosas) no habló nunca mucho con el resto de la familia. Quizás por eso, por esa falta de relación con el euskera, el bertsolarismo es una tradición que me pilló siempre lejana. Para mí siempre había tenido cierto tinte rancio, algo que practicaban los señores vascos y que formaba parte de un lenguaje y un orden simbólico que nos estaba vetado a las mujeres.

Portada de Reverso (Reikiavik Ediciones)

Desconocía por completo la fuerte escena feminista que han creado las mujeres bertsolaris en Euskadi, y que radiografía Uxue Alberdi en Reverso. Testimonios de mujeres bertsolaris. Publicado originalmente en euskera, fue Premio Euskadi de Ensayo 2020 y acaba de ser traducido al castellano por Miren Iriarte y publicado por Reikiavik ediciones.

Como le pasó a la periodista June Fernández, que escribe el prólogo a esta edición, he marcado casi todo el libro. Porque cualquier mujer puede sentirse reconocida en los testimonios de estas quince bertsolaris, especialmente si se dedica al ámbito de la creación.

Los cuerpos y las voces no autorizadas

La culpa, el dolor, el sentirse inadecuada y deslegitimada, el marcaje del cuerpo leído como mujer, la autoexigencia y la vulnerabilidad se entremezclan en estos testimonios; sentimientos que aparecen de forma reconocible con la toma de conciencia feminista. Porque Reverso es también un estudio de eso: de cómo, a través del ejercicio de la creación y el arte y al convertirse en cuerpos y voces que se presentan en público, 15 mujeres toman conciencia feminista, en mayor o menor grado.

Alberdi también argumenta con precisión, hilando de forma magistral los testimonios y articulándolos en veintidós puntos, la necesidad de crear espacios no mixtos y de tejer redes por y para nosotras.

El cuerpo y la voz no autorizados, que entran en un espacio que le ha sido vetado, intentan desprenderse del contexto para centrarse en el texto. Pero, como remarcan varias de las entrevistadas y la propia Alberdi, el cuerpo es lo primero que presentamos; determina cómo somos leídas, en qué claves, y qué se espera de nosotras. La interpretación de la voz, en palabras de la autora, es la interpretación del cuerpo.

Y ese cuerpo que no pertenece al ámbito en el que intenta hacer valer su voz es leído siempre como otro, como ajeno.

En el «reverso» de la actividad creadora

Empecé a ir a terapia el pasado marzo. En mis sesiones se repetían con frecuencia al principio (y aún a veces salen a colación) las palabras «inadecuada» y «deslegitimada». Mi psicóloga trabaja con enfoque de género, y por eso no me ha sorprendido encontrar estos mismos términos en varios de los testimonios, una y otra vez, quizá no con las mismas palabras pero desde luego sí con las mismas sensaciones, las mismas situaciones, las mismas experiencias. El repetir una situación en tu cabeza varias veces, cuestionar por qué has actuado cómo lo has hecho, sentirte culpable por hablar de más. Me he sentido arropada, comprendida, pero también rabiosa.

Aparece en esta colección de testimonios, casi sin nombrarse pero con la legitimidad que le dan todas esas experiencias personales, el peso de los roles, de vivir eternamente como espejo, de sentirse en un mundo que no es propio; porque es de ellos, y Alberdi lo plasma a la perfección en relación al ámbito del bertsolarismo. Pero eso comienza a cambiar, y para ello necesitamos espacios nuestros en los que articular otras formas de hacer, de crear, de pensar, de actuar, de descubrir.

El poder transformador de lo que lleva a cabo Uxue Alberdi en Reverso radica en cómo ahonda que en la relación que tenemos con nosotras mismas, con nuestras contradicciones y nuestras expectativas. También de nuestra relación con el mundo heteropatriarcal, de la búsqueda inconsciente de aprobación que seguimos llevando a cabo, y de la necesidad de refugiarnos en otros espacios hasta que, empleando términos de Alberdi que a su vez toma del pensamiento de Mary Beard, las mujeres seamos seres universales.

Es especialmente desgarrador leer los fragmentos en los que las entrevistadas reconocen sentirse reemplazables entre ellas; porque los organizadores de los actos necesitan una mujer, así, en abstracto, y si no es una será otra. Cuando una de ellas comienza a tener más actuaciones, las otras notan cómo merman sus agendas.

Pero en esos espacios no mixtos, donde ellas toman la voz, el cuerpo, la palabra, deconstruyen la competitividad a la que el sistema las encamina. Muchas hablan de revolución; otras afirman que de no ser por el feminismo ya no seguirían en el betsolarismo.

Y aquí tomo prestadas las palabras finales de Alberdi: «Brindemos, compañeras, por una escena igualitaria habitable».